Vinyes de la Dot
NUESTRAS VIÑAS
LA HISTORIA
A finales del siglo xIx, una joven de Figueres contrajo matrimonio y su familia aportó, como dote de la muchacha, unas viñas en el núcleo de El Priorat de Masarac (Alt Empordà).
Estas viñas fueron, a continuación, arrendadas a unos campesinos para que las trabajaran. Esta situación se mantuvo prácticamente hasta la actualidad, con las mismas familias como propietarias y arrendatarias.
Los viñedos, con una superficie de 12 ha, se extienden en torno al monasterio románico de Santa Maria de l’Om. Las cepas son, fundamentalmente, de garnacha (blanca y tinta) y cariñena. Naturalmente, algunas de las vides han sido replantadas, pero todavía se conservan cepas originales, con más de cien años de antigüedad. Inicialmente, la producción de vino era propia hasta que aparecieron las cooperativas, momento en que esta pasó a llevarse a cabo en la Cooperativa de Masarac y, posteriormente, en la de Espolla, tras su fusión en el año 2006.
Finalmente, el campesino que trabajaba las tierras se jubiló y se constituyó la sociedad Vinyes de la Dot, encabezada por la enóloga Blanca Ozcáriz Raventós para la continuación de la explotación y la producción de vino.
Para Vinyes de la Dot debe prevalecer la calidad frente a la cantidad. Prueba de ello han sido los resultados obtenidos en la muestra Girovi 2018, primer certamen al que se presentan nuestros vinos.
Los tres vinos presentados han recibido distintos galardones: medalla de oro al Temperi, elaborado al 100% con cariñena de las vides centenarias, y medallas de plata para el Gratallunes —vino blanco joven con un 80% de garnacha y un 20% de macabeo— y Amb un Parell —vino tinto de crianza de menos de seis meses, con un 50% de garnacha y un 50% de cariñena—.
Vinyes de la Dot
«El vino constituye un elemento indisociable de la vida»
Josep Pla, Per pasar l’estona